lunes, 20 de diciembre de 2010

Directores de escuelas primarias del norte argentino relataron al Diario LA NACIÓN la dura situación de sus alumnos

Domingo 24 de octubre de 2010

Viven una misma realidad: sociedades donde el nivel de alfabetización es bajo, la posibilidad de acceso al secundario es casi nula, el embarazo adolescente y el alcoholismo están en aumento y hay un escaso mercado laboral, en su mayoría informal, donde los planes sociales son el sustento de gran cantidad de familias.

Cincuenta y dos directores de escuelas primarias de bajos recursos del noroeste y nordeste argentino visitaron Buenos Aires la semana pasada para participar del programa "Directores: líderes en acción", organizado por la Universidad de San Andrés y la Fundación Deutche Bank. LA NACION entrevistó a cuatro de estas directoras que dirigen escuelas en zonas poco pobladas y escaso desarrollo.

Josefa Luna dirige una escuela que está a 115 kilómetros de la ciudad de Quimilí. En la zona Árbol Blanco Sur, viven 145 personas y sus alumnos son 32. Luna contó a LA NACION que la escuela fue fundada hace nueve años y no disponían de electricidad, ni gas ni edificio escolar: sólo alumnos y que los primeros educandos tenían “sobriedad”, pues “había chicos de 12 años que nunca habían ido a la escuela”. Para esta comunidad escolar es fundamental la asistencia de la escuela de Pilar, Saint Catherine´s Moorlands, que los ayudó a construir la escuela y beca a varios alumnos para que estudien. La realidad de esta comunidad es muy dura, según explicó la docente, "la mayoría de los padres son analfabetos y tienen un futuro de procreación. El Estado está ausente".

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