jueves, 7 de enero de 2010

MONTAÑAS DE INEFICIENCIA




La inmensa alegría que nos causaba el progreso manifiesto en nuestra ciudad, con la pavimentación de numerosas calles (muchas de ellas, antes, intransitables), ahora se desvanece al percibir que después de una fuerte inversión, esas calles ahora están siendo demolidas por las cuantiosas fallas en su construcción.
A pocos días de su realización, las nuevas calles se presentaban totalmente agrietadas: ¿por errores en la construcción?, ¿por errores en la dirección de obra?, ¿por errores de cálculo o por la utilización de materiales inadecuados?, ¿por falta de control?, o quizás, por la suma de todos estos aspectos... ¿quién sabe?. Lo cierto es que las calles han sido removidas en varios tramos y parchadas como si ya tuvieran decenas de años.
Se trata de las calles Pinzón, Colón, Gorostiaga, Yapeyú, entre otras que constituyen la nueva etapa de pavimentación de la ciudad.
No es necesario ser expertos en construcción para darse cuenta que las calles no durarán lo esperado por la sociedad, solo basta con ver los tipos de materiales usados o el tiempo de compactación y reposo que se le da a cada calle para su uso efectivo.
Doble trabajo, doble gasto y el resultado final un desastre. A los quimilenses no nos gusta que nos tomen el pelo o que nos intenten vender gato por liebre.
Muchas veces no dijimos nada y aceptamos pasivos lo que se nos dejaba. Ya tenemos la mala experiencia con la construcción de la Escuela Virgen de Lourdes, que con pocos años de vida del nuevo edificio, se está viniendo abajo; con el adoquinado improvisado de la Terminal de Ómnibus General Belgrano, que se tuvo que gastar de nuevo en su repavimentación; con la construcción de la mano izquierda de la avenida San Martín (Este), cuyo hormigón no supera los 8 cm. de espesor y ya fue bacheada varias veces; con la construcción de las Escuelas Mundo Feliz y San Cayetano, cuyos cimientos están endebles, tienen sectores hundidos y llueve más adentro que afuera.
No queremos una mala obra más; no queremos que se nos defraude una vez más; no queremos que se malgaste la plata del estado, que en definitiva es plata de todos. Sale más barato hacer las cosas bien. Quimilí se merece lo mejor y, si la empresa constructora o quien fuera el responsable de estas obras, no están capacitados, tengan la grandeza de dar un paso, o varios pasos al costado. A no ser que tengan la voluntad de estafarnos.

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