sábado, 21 de agosto de 2010

SE DECIDIRÁ EN LAS URNAS

Por qué VOTAR?
Porque todo ciudadano tiene derecho a elegir y ser elegido.
Porque no podemos dejar en manos de un sólo sector el decidir el rumbo de nuestro municipio.
Porque como ciudadanos debemos ser responsables al estar presente en la vida pública, opuestos en todo caso a las injusticias.
Porque es una obligación con nuestro municipio y con la nación.  No votar es conformarse con lo que nos impongan.
Porque debemos elegir inteligentemente “entre lo malo y lo bueno, entre lo bueno y lo mejor”.
¿Para qué VOTAR?
Para que no exista ausencia en el ámbito político de voces y líderes que defiendan las convicciones éticas y religiosas de nuestra Iglesia.
Para participar plenamente en la ordenación de la comunidad política, seleccionando mediante el voto a los gobernantes más idóneos, rechazando aquellos carentes de idoneidad moral y ética para ejercer su gobierno. (Juan Pablo II, Centesimus Annus, 46).
Para escoger gobernantes que se dediquen con su trabajo a la consecución del bien común de todos los ciudadanos.  (Benedicto XVI, Deus Caritas Est, 26-28).
Para favorecer a los pobres y no privilegiar a cualquier ideología que se proclame ser la única la interprete de las aspiraciones del pueblo. (Mensaje de la Conferencia Episcopal Nicaragüense, Enero 1988)
 ¿Por quién VOTAR?
Por una persona que luche con integridad moral y con prudencia contra la injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo de un individuo o de un sólo partido político; que se consagre con sinceridad y rectitud, más aún, con caridad y fortaleza política al servicio de todos.
Por un candidato con actitud humilde que no utilice la mentira para favorecer a unos cuantos. Por una persona con un corazón generoso para planificar cosas buenas, utilizando palabras que ayuden a la gente a convivir en armonía. Por un ciudadano que no esté por encima de la ley.
Por una persona capaz de utilizar los fondos públicos confiados a él para el bienestar de los demás y no para su lucro personal.
Por una persona con criterio independiente y que no se deje manipular por los intereses mezquinos de minorías que solo buscan el bien propio muchas veces en perjuicio de la mayoría.

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