lunes, 6 de septiembre de 2010

La tragedia nos persigue y no perdona nuestra desidia:



La tragedia nos golpea duramente y otra vez tenemos que lamentar la partida de una niña por causa de un accidente de transito.
Cuando tendríamos que estar hablando de los resultados de una contienda electoral en la que se definió quién será el encargado de guiar los destinos de nuestra ciudad por los próximos 4 años, un golpe certero de la irresponsabilidad en el tránsito, nos arrebata la vida de una pequeña.
La siesta del 5 de septiembre nos recordó cruelmente que no debemos seguir pasivos ante una realidad que ya es moneda corriente entre nosotros. Una realidad que mató a decenas de quimilenses y destrozó las almas de otras tantas familias.
Otra vez una moto, otra vez un camión, pero podría ser cualquier otro vehiculo; otra vez la negligencia de conductores, la falta de conciencia al trasladar a niños sin la menor precaución ni protección, la falta de actitud firme de las autoridades en defender la vida sobre cualquier otro interés.
La ruta provincial número 6 fue el escenario del terror, una moto que se cruza sin reparos, un camión que no respeta la velocidad del área urbana y el saldo trágico de una pequeña muerta, un ángel que no tiene nada que ver con la estupidez de los adultos.
No se qué más estamos esperando, seguimos creyendo que a nosotros no nos va a pasar, el próximo puede ser nuestro hijo, nuestra madre, nuestro hermano o nosotros mismos. No esperemos a que muera alguien más, no esperemos soluciones mágicas, no esperemos que otro se haga cargo. La decisión está en nosotros, los ciudadanos de este pueblo que no quiere lamentar la pérdida de vidas porque no somos capaces de exigir medidas de seguridad vial, control y castigo, caiga quien caiga.
Si alguien conduce un vehículo que lo haga con madurez y responsabilidad sino que se le prohíba definitivamente su uso. No podemos permitir que alguien que desconoce o no respete la reglamentación vial, circule o cruce por nuestro pueblo. Dejemos de mirar para otro lado, dejemos de ignorar la principal causa de muerte de la comunidad.
Debemos insistir permanentemente en que la seguridad vial esté en el centro de atención dentro de la educación familiar y escolar, dentro de la acción de gobierno y dentro de la mente de cada miembro de esta comunidad.
Basta de muerte, basta de desidia, basta de ser espectadores pasivos de lo que nos pasa como sociedad.

No hay comentarios: