martes, 27 de abril de 2010

OBRAS QUE ENGRANDECEN NUESTRA CIUDAD



La ciudad de Quimilí en los últimos años pudo ver el avance a pasos agigantados de la obra pública. Obras que representan un crecimiento para nuestra comunidad y que vinieron para solucionar problemas de antaño en nuestro pueblo.
Más de 150 cuadras de calles asfaltadas, miles de metros de cordones cunetas, salas de primeros auxilios, nuevas viviendas, espacios destinados a la educación y a la cultura, embellecimiento y parquización de plazas, paseos y otros espacios públicos, asfaltado de la pista de aviación y, la más monumental de todas, el edificio del Colegio Industrial de Quimilí en el Sur de la ciudad.
Si bien es cierto que algunas obras tuvieron sus falencias como es el caso de varias cuadras de pavimento cuyo hormigón se deterioró aceleradamente, en las calles Colón, Gorostiaga, Pinzón, Mitre sur, entre otras del cuadrante suroeste de la ciudad, son obras que debemos cuidar y mantenerlas entre todos. Porque no se si se darán nuevamente las condiciones actuales para poder mejorarlas o repararlas. Esto deberían entenderlo especialmente aquellos dañinos delincuentes que se encargan de romperlas, rayarlas o pintarlas.
Es triste ver que tanto esfuerzo, tiempo, dinero sean desperdiciados por culpa de estos pocos inadaptados que se empecinan en destruir lo que es de todos. Es nuestra obligación denunciarlos y que los custodios de la Ley los detengan o apresen si no entienden por la vía del consejo y la educación.
Es triste ver como a pocas horas de colocar las letras de hormigón que identifican a la Plaza san Martín, la “P” fue caprichosamente quebrada; o el caso de las escrituras en el pavimento recién realizado en las calles; o las plantas, canteros y bancos destruidos en los paseos; o las pintadas y roturas de vidrios en los colegios y escuelas.
Parece que la educación no basta, porque en muchos casos, lamentablemente, son los propios alumnos de escuelas y colegios los que causan los destrozos. Quizás estarán esperando un castigo mayor que el de las advertencias orales, o quizás sea necesario que los padres de estos delincuentes paguen por el daño causado, porque si no, queda la creencia que lo que es público se puede destruir las veces que se quiera, total no hay castigo.

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