lunes, 12 de diciembre de 2011

La educación vial no se asimila satisfactoriamente en Santiago del Estero


Un concepto fundamental en cuanto a la seguridad ciudadana supone la implementación de una política pública que asegure a la población el uso efectivo de sus derechos. Lo cual implica que el Estado debe procurar que el uso de los derechos de unos no afecte gravemente a otras personas; es decir que es deber del Estado promulgar y legislar reglas y normas que rijan la normal convivencia y circulación en lo que al tránsito se refiere.

A tal efecto cada una de las gobernaciones tiene un código a seguir en cuanto al tránsito de automóviles, camiones, motocicletas, etc., el cual está subordinado a una ley de tránsito nacional y seguridad vial (Ley nº 24.449), apoyada a su vez con campañas sobre medios gráficos y audiovisuales.

La cantidad de muertes por accidentes de tránsito en Argentina supera en un 300 % a la mayoría de los países europeos y a los Estados Unidos, donde hay educación vial obligatoria en las escuelas, altísimas penas para los infractores y rigurosos exámenes para obtener la licencia de conducir.

En Santiago del Estero, se registran accidentes a diario. Pero no se aplica la Ley 24.449, que regula el uso de la vía pública, la circulación de personas, animales y vehículos terrestres y las actividades vinculadas con el transporte. Su ámbito de aplicación es la jurisdicción federal. Los gobiernos provinciales y municipales pueden adherir por voluntad propia.

El artículo 77 bis de la ley nacional de tránsito 24.449 prevé la quita del carnet por conducir alcoholizado o drogado; violar el límite de velocidad por más de 10% (en calles: 40 km/h; en avenidas: 60 km/h, ARTICULO 51 de la Ley Nacional de Tránsito); no respetar los semáforos; andar en moto sin casco; conducir a contramano; no acreditar la VTV y no poseer comprobante del seguro obligatorio. En nuestra provincia en el 90% de los casos, estas situaciones, se dejan pasar por alto.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que, debido a los accidentes de tránsito, cada día mueren 3.242 personas, lo cual representa casi 1.200.000 al año y, por lo tanto, no es un problema de tráfico, sino de salud, es decir una pandemia. En Santiago del Estero, en promedio muere una persona por día.

Los accidentes de tránsito constituyen un serio problema económico y social. Los costos anuales estimados para dichas fatalidades son de alrededor del 1 ó 2 por ciento del producto bruto interno. Si tenemos en cuenta que el número de muertos aumenta cada año en nuestro país, constituyéndose en la primera causa de deceso en personas menores de cuarenta y cinco años, y en la tercera causa si tomamos todas las edades; cabría preguntarse ¿por qué tanto esfuerzo económico y humano es, aparentemente, en vano?

Causas:

El alcohol y demás drogas, sociales o no, aumentan notablemente la incidencia de los accidentes. Por ejemplo: en USA se comprobó la reducción de los accidentes a lo largo de doce años en un 13.7% con la sola restricción y/o vigilancia en la venta de bebidas alcohólicas.

Un hecho también significativo es el caso de la somnolencia nocturna agravada por patologías que pasan inadvertidas como el Síndrome de Apnea del sueño, ya que se registran la mayoría de los impactos vehiculares en horas de medianoche y al amanecer. Por lo cual es preferible un buen dormir y manejar de día, antes que poner en riesgo la vida.

Otra causa para mencionar es el aumento del parque automotor, calculada en un 3% al 5% cada cinco años y el escaso reciclaje de vehículos no acondicionados a los nuevos reglamentos viales. Todo esto origina embotellamientos y marchas lentas, con el consecuente nerviosismo y distracción de los conductores. Esto produce, en un cálculo aproximado, la pérdida de doce millones de dólares en tiempo perdido.

Es importante también destacar el exceso de velocidad, ya que es una de las principales causas de accidentes de tránsito. Aquí en la Argentina se tiene una marcada tendencia a “pisar el acelerador” para llegar antes a destino. Hecho que se ve reflejado en que una velocidad promedio de 120km/h no es considerada como “rápida” en avenidas en las cuales la máxima es de 60km/h. Cuando en realidad un automóvil se torna ingobernable a partir de los 90km/h aumentando el peligro de muerte del conductor y de sus acompañantes.

En cuanto a la infraestructura, si bien se han hecho circunstanciales mejorías, creemos que es mucho lo que hay que mejorar sobre todo a nivel provincial y nacional.

El cinturón de seguridad y el uso de casco son puntos sumamente importantes y no concientizados por la mayoría de la población local, principalmente por la desidia misma y la despreocupación de la gente, la cual pareciera indiferente ante las sucesivas imposiciones de las campañas mediáticas e infracciones impartidas, variadas ellas, por los agentes de control.

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