domingo, 16 de octubre de 2011

¿Qué pasó con los terrenos del ferrocarril en Quimilí?

La década del 90 y la política de desnacionalización de los bienes del estado llevada a cabo por la presidencia de Carlos Menem, significaron la condena a muerte para el ferrocarril General Belgrano en nuestra región y con ella la decadencia de muchos de los pueblos que dependían de él.

Fue así que los terrenos del ferrocarril quedaron desolados y a expensas de quienes quisieran ocuparlos o sustraer los rieles o durmientes de sus vías. Situación que fue favorecida por la falta de control por parte de los organismos gubernamentales y policiales. Una de las explicaciones de esta ocupación, está en las necesidades habitacionales reales de los más humildes, mayoritariamente oriundos de localidades y parajes vecinos que vieron la posibilidad de sobrevivir en Quimilí ya que sus ámbitos de origen no les ofrecían garantías de satisfacción de sus necesidades elementales básicas.

De esta manera se poblaron rápidamente los barrios Triángulo, Campo I y II, entre otros, donde los espacios ferroviarios dieron lugar a viviendas precarias, hornos de carbón o cortadas de ladrillos. Estos nuevos asentamientos, en algunos casos, fueron consentidos por el municipio, aunque en un primer momento no hubo el acompañamiento sanitario adecuado para que sus habitantes desarrollaran una vida verdaderamente digna.

Otra explicación está en la decisión de algunas empresas o particulares de ocupar los espacios del ferrocarril comprendidos entre los bulevares Roca y Avellaneda o lindantes al barrio Calasanz. Donde, primero tímidamente y luego en forma alevosa, fueron cercando o construyendo, hasta incluso sobre los lugares donde se asentaban las vías. Algunos ocupantes se ampararon en documentos que habilitan la ocupación de ese espacio, conseguidos en organismos oficiales, pero que nadie se ocupó seriamente en comprobar la real valía de los mismos.

Atrás quedaron los proyectos de paseos públicos de recreación y deporte que estaban previstos ser emplazados allí, atrás quedaron los proyecto de embellecimiento y parquizado de un área común para todos los quimilenses, pregonados por los diferentes partidos políticos en épocas de campaña.

Lo cierto es que lo que es de todos, ahora está en manos de unos pocos y que no existe quién regule o controle estas acciones para que, si existen irregularidades, la justicia se encargue de poner a cada uno en el lugar que realmente se merece.

1 comentario:

Unknown dijo...

Y ahora que va a pasar realmente con esos terrenos? Que pasaría con esas familias si deciden hacer algo ahí?