lunes, 17 de octubre de 2011

UNA GRAN MAESTRA

La “Seño” Beatriz, dijo adiós a sus alumnos y colegas.

“Gracias por todo el afecto que hoy me están regalando, no creo ser merecedora de tanto reconocimiento.

Nuestra vida es un viaje en tren, en etapas y con muchos pasajeros; algunos nos acompañan un tiempo en este viaje, otros lo hacen en todo su recorrido. Al tren de mi vida no se cuantas paradas le quedan, solo se que ésta, a la que hoy he llegado, para mí es dolorosa, y con el tiempo será un dulce recuerdo. Pero permítanme que me detenga un ratito en el anden y recuerde a quienes me acompañaron, e hicieron que este viaje fuera especial.

En primer lugar a mis alumnos, y me gustaría en este momento terminar con un mito... los docentes venimos a la escuela para enseñar..., es un error, es muchísimo más que eso. Cuando nos paramos por primera vez enfrente del aula nos damos cuenta de que cada alumno tiene una historia para enseñarnos y solo podemos conectarnos con ellos cuando conocemos sus tiempos, sus humores, sus temores y sus alegrías.

Mis colegas, no quiero dar nombres pero todos dejaron un recuerdo en mi corazón, marcaron mi vida con sus enseñanzas y sus ejemplos. Nosotros pudimos formar aquí una familia, nos unió el cariño, el respeto y la tolerancia.

En los 25 años de docencia en esta casa, por mi forma de ser supe ganarme simpatías y antipatías, siempre fui directa en comentarios y apreciaciones. Yo me voy sin rencores, con alegrías y con la convicción de haber dado lo mejor que tenía y de haber estado allí cuando alguien me necesitó. Me voy reconociendo que cuando yo necesité de algunas de mis colegas, ustedes todas estaban ahí.

Perdón, mi tren tiene que partir, me voy debo terminar mi viaje con aquellos pasajeros que elegí para terminar conmigo, este hermoso viaje, mi familia, a ellos les debo mucho tiempo, les privé de darles y compartir, cosas que hoy quiero reparar. Sepan que pueden contar conmigo siempre, aquí les dejo lo mejor de mí”.

No hay comentarios: