martes, 23 de agosto de 2011

La falta de combustible es una constante que no da muestras de solución:

La imagen que mostramos constituye una postal permanente: largas colas de vehículos automotores, de motocicletas e incluso personas con bidones, esperando comprar combustibles en las estaciones expendedoras en nuestro pueblo y en todo el norte argentino. Peor es cuando aparecen los conitos naranjas o las mangueras colgando, como indicadores de que la nafta o el gasoil se acabó.

Los perjuicios ocasionados por esta realidad son muchos tanto en el ámbito urbano como rural, pero es aterrador cuando vehículos como ambulancias, autobombas de bomberos, patrulleros y otros medios de transportes de servicios públicos, se quedan sin el combustible necesario para acudir a emergencias.

La situación, lejos de encaminarse a una pronta solución, se está agravando y la escasez es cada vez más notoria y desesperante.

Los especialistas en la materia afirman que las razones del faltante está en las fallas estructurales del sistema energético, falta de inversión en refinerías, una demanda creciente y precios más baratos en el mercado interno, que generan falencias en la refinación que se suplen con importación escasa para las necesidades. Lo peor de todo y más preocupante es la indiferencia del gobierno nacional que incluso llega a negar la problemática o a minimizar las consecuencias.

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