sábado, 16 de agosto de 2014

Yo también quería que la Selección ganara

           Yo también quería que la Selección ganara el campeonato mundial de fútbol. Pero cuando se llega a una instancia decisiva, es uno o el otro. Y nos tocó ser el otro. Por muchas razones, pero sobre todo por una: aquél fue mejor. ¿Eso significa que no hicimos méritos para merecer el primer lugar? Creo que no, por el contrario - Que Mascherano fue el mejor - Que Messi no jugó como esperábamos - Que hubo cambios que pudieron haber sido diferentes - Que lamentablemente algunos muchachos se lesionaron - Que el árbitro no cobró una falta - Que…
Y, si. Puede ser. No es algo exacto el fútbol. De serlo sería aburrido, odioso, selecto, exclusivo. Y sin embargo es popular, con alternativas, fantástico, ideal para el debate, unificador en el festejo. Pero de este Mundial me queda un sabor grato: se valora el esfuerzo, no se descalifica el segundo lugar, no se habla de “campeones morales”, no se habla de revanchas, hay una importante autocrítica y todos nos unimos para celebrar el lugar al que llegamos. Aún reconociendo que no es el primero pero sabiendo que siempre hay posibilidades de acceder a él en el futuro.
El Obelisco explotó de gente que dio apoyo a un grupo de argentinos que se jugó todo en un torneo donde nada es fácil ni regalado, en las plazas de las ciudades argentinas se agitaron banderas que representan el sentimiento de un pueblo por lo que lleva adentro, por lo que ama. Aunque algunos delincuentes e inadaptados provocaron disturbios. Los brasileños se ríen y se burlan de nosotros ¡Qué me importa! Es parte del folclore de este bendito deporte. (¿O acaso nosotros no lo hicimos antes, y más?).
Un lujo ver las autoridades en el palco disfrutando del espectáculo. La Merkel se vino desde ¡¡Alemania!! Lejitos, ¿no?, para acompañar a sus jugadores; la Rousseff, con Brasil fuera de toda discusión, oficiando de anfitriona; los jugadores alemanes aplaudiendo a sus pares argentinos. Los nuestros con la lógica desazón por la derrota (¿a quién le gusta perder?).
Se terminó la fiesta mayor del fútbol mundial, la próxima será en Rusia, dentro de cuatro años. Por un mes nos envolvimos en banderas, bufandas, y gorros celestes y blancos.
La vida sigue, nos apasionaremos con los torneos domésticos y seguramente por un buen tiempo veremos repeticiones de partidos del Mundial 2014, además de los análisis periodísticos que pretenden algunos ser originales y terminan por no ser vistos ni oídos por lo repetitivo de sus conceptos.
Repito: me hubiera gustado que la selección ganara el campeonato mundial de fútbol 2014. Pero no fue así. Igual, ¡Gracias por el fútbol, jugadores, cuerpo técnico y demás.

Raúl Porcel de Peralta


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