jueves, 23 de julio de 2009

QUIMILÍ DE ANTAÑO


RECUERDOS DE QUIMILÍ
Por Luís Ponti “Lucho”
Recordar al Quimilí del antaño, llena a uno de emoción y alegría. Hoy en el 2.009 mi mente vuelve a aquellos tiempos en el que solía recorrer las calles oscuras, donde mi fiel compañera era la linterna, que me ayudaba a llegar a la confitería “El Molino”, propiedad de los hermanos Hernández, donde actualmente es la tienda “Casa El Quinto”.
Solo un sector del pueblo tenía luz eléctrica, que era provista por una usina privada, propiedad del Señor Pedro Gelid, lo que restaba del mismo, alumbraban sus casas con Faroles, Lámparas Petromáx y Mecheros.
Hoy en día se disfrutan de tantas cosas, y yo Lucho Ponti soy testigo del vertiginoso crecimiento de Quimilí. Llegué a los 10 años de edad en 1.949 y gran parte de lo que actualmente es Juan XXIII, Juan Felipe Ibarra y San Martín, eran zonas despobladas, solo existían unas que otras calles o caminos por donde yo recorría haciendo reparto de leche en una Jardinera, esto era cosa de todas las mañanas.
En aquel entonces los dueños de casa dejaban sus recipientes en la puerta de entrada o en la cocina con las puertas abiertas, una de las tantas cosas que se fueron perdiendo. Actualmente no solo cierran las puertas bajo llave, sino que hasta a los portones ponen candados, algo que en aquel tiempo no ocurría, ya que nadie temía de ser robado o asaltado. Era todo tan tranquilo que hasta en las noches calurosas solíamos dormir en los patios de nuestros hogares.
Hoy Quimilí está muy cambiado, recuerdo que en la calle Rivadavia, donde se encontraba el mercado Municipal, había una tienda, “La Estrella”. En el mercado trabajábamos todos los carniceros: Arias, Hoyos, Herrero, Pío Davila y yo (Lucho). También había despensas y verdulerías en las que trabajaban Don Caminero, Rivos, Leopoldo Comán, Raúl Olmos.
En aquella época la carne era transportada en carros tiradas por caballos. El medio de transporte que utilizábamos para ir de una localidad a otra, era el tren de locomotora que funcionaba a leña y unía el Chaco con Santa Fe y con la Capital de Santiago.
Cada festejo del cumpleaños de Quimilí siento tristeza y mucha alegría al mismo tiempo. Tristeza porque me gustaría que la seguridad en las calles fueran igual que en aquel tiempo y una inmensa alegría por el crecimiento del mismo y por todas las posibilidades que tenemos aquí.
Yo crecí en Quimilí, los años pasaron, mis hijos ya son padres y yo abuelo, y de toda esta hermosa ciudad hoy la disfrutan mis más queridos familiares, hoy soy yo el que cuenta de lo hermoso que viví en este pueblo y mañana serán mis nietos los testigos de todo lo nuevo.

1 comentario:

Elena Murad dijo...

Mi tío Rodolfo Murad en la foto