viernes, 22 de junio de 2012

TEXTOS PARA REFLEXIONAR


¿ES DIFICIL SER PADRES HOY?

              En el mundo moderno en que vivimos, es más difícil que nunca ser padres. Todos lo dicen. Pero, ¿es cierto, realmente?

              ¿Es más difícil ser padre hoy que hace dos mil años? En ese tiempo los reyes ordenaron –y lo hicieron– que muriera todo recién nacido. Las ciudades fueron saqueadas durante las guerras; la hambruna y las pestes estaban a la orden del día. Los cuatro hombres a caballo rodeaban por doquier y los niños eran las víctimas más fáciles de encontrar.

              Está bien, es más fácil ser padres en el año 2012 que en el 33 d. C. Pero fue mucho más fácil durante el siglo XIX y a comienzos del siglo XX de lo que es hoy en día, ¿no es cierto? No necesariamente.

Hasta bien entrado el siglo XX las enfermedades eran una amenaza real para los niños. ¿Es fácil ver morir a su hijo de difteria, escarlatina o cólera? Los caballos esparcieron el tétano –no hubo vacuna para esta enfermedad hasta el año 1927. Los antibióticos sólo estuvieron disponibles en los años cuarenta. Hasta entonces los niños –es decir, sus hijos– podrían haber muerto de una infección debido a una raspadura en la rodilla.

El hambre también era un problema. Un siglo atrás, la mayoría de las personas eran granjeros. Si sus cosechas se perdían, usted pasaba hambre. Si usted perdía ese trabajo en la ciudad, su familia pasaba hambre.

Drogas y Terrorismo

En aquellos tiempos los padres se preocupaban del uso de las drogas y del terrorismo. Hoy, las drogas ilegales como la cocaína y la heroína son una realidad. Incluso, ellas eran drogas legales en un comienzo. Los medicamentos patentados sin etiquetas contienen drogas adictivas. El abuso del alcohol y del tabaco era mucho mayor.

Ambos eran accesibles para los niños de entonces y los utilizaban en forma mucho más extensa que hoy. Los terroristas de entonces eran llamados anarquistas. Su violencia era igualmente fortuita. Hubo también en el mundo un trecho entre 1950 y 1990 cuando parecía que estuvimos a veinte minutos de la aniquilación nuclear.

Hoy, muchos padres crían a sus hijos sin la sombra del hambre, libres del temor de morir por enfermedades y disfrutando de una comodidad material mucho más grande que en cualquier época de la historia. Allí es donde está el problema. Los padres de hoy a menudo fallan frente al desafío de la comodidad y el lujo. Estamos dispuestos a darle a nuestros hijos todo lo que nos pidan –excepto nuestro tiempo y atención.

Algunos padres quedan atrapados en busca de bienes materiales y comodidades, que no tienen tiempo para sus hijos. Ambos padres trabajan, confiando a sus niños a terceros durante la mayor parte del tiempo. Cuando están en casa, tampoco pasan el tiempo suficiente con ellos. Los niños tienen sus juguetes –los padres, los suyos. Los padres pasan más tiempo disfrutando de sus propias entretenciones que con sus hijos.

Durante los “buenos tiempos de antaño” las familias pasaban juntas, leían juntas, jugaban juntas, oraban juntas… era parte de la sobrevivencia. Los hijos crecían más fuertes debido a ese tiempo compartido.

¿Es difícil ser padres, hoy? No. Pero a los adultos se les hace difícil tomar el tiempo necesario para ser un verdadero padre. Pienso que eso es lo que convierte en un verdadero desafío el criar hijos hoy en día.

No deje de pasar momentos de calidad con sus hijos o sus nietos.

FUENTE: GraceNotes. Traducido por Chari Torres

 
Decálogo para hacer de tu hijo un delincuente
Por Emilio Calatayud, Juez de menores de España

              Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
              No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que se pueda decidir libremente.
              Cuando diga palabrotas, ríaselas. esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
              No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

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