El juramento de lealtad a la bandera, coreado a voz en cuello por decenas de niños de distintos establecimientos escolares del medio fue, como era de esperar, el pico emotivo de una brillante jornada de celebración por el Día de la Bandera realizado el miércoles 20 de junio en la emblemática Plaza del Maestro.
Este amplio predio tiene en el contexto fundacional de la ciudad un valor agregado puesto que en él funcionó hace décadas un gigantesco aserradero propiedad de la familia Torquinst, cuya sede administrativa, aggiornada por supuesto, aún se levanta enhiesta en una calle aledaña.
Allí convergían sin descanso los transportes de tracción a sangre, en su mayoría, que cargados de madera de los bosques cercanos, alimentaban las gigantescas sierras que convertían la materia prima en producto que luego era derivado a otras latitudes por el omnipresente Ferrocarril Belgrano, antaño dueño y señor de la vida y el destino de decenas de familias.
Mucho costó erradicar del lugar los inmensos bloques de hormigón que conformaron las bases de ese monstruo cuasi industrial. Pero la perseverancia pudo más y el avance inexorable del progreso hizo que en ese terreno casi yermo floreciera un espacio donde cada día se viste de blanco con la presencia de los alumnos de la cercana Escuela Nº 198, una de las anfitrionas, junto a la Escuela de Capacitación Nº 24 San Cayetano, de este evento que convocó a una muy importante cantidad de público que siguió con interés y entusiasmo las alternativas del encuentro.
Texto: www.quimilixkito.blogspot.com
Fotos: Pablo Acosta - Diego López
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