viernes, 26 de octubre de 2012

Déficit habitacional


La precariedad en la que viven cientos de quimilenses en la actualidad es una triste
realidad que no se puede ni debe ocultar.

El reciente intento de ocupación de terrenos en el Bº Las Tres Rosas de nuestra ciudad, por parte de vecinos quimilenses sin vivienda propia, deja al desnudo una de las materias pendientes en la provincia: “el déficit habitacional”.

Ningún rincón del país escapa al déficit habitacional. Del análisis del último censo en 2010 hecho por el gobierno, surge que las diez provincias del Norte acumulan la mayor cantidad de viviendas con necesidades. Después de Formosa es Santiago del Estero la que está peor, con más del 51% de su población padeciendo algún tipo de déficit habitacional. Luego, Chaco 46%, Misiones, 43%; Salta 42%; Jujuy 39%; Corrientes y Tucumán 35%, San Juan 31%, Catamarca 29% y La Rioja con un poco más del 28%.

Es muy alta la cantidad de familias que viven en ranchos (a pesar del plan de erradicación de ranchos puesto en marcha por el gobierno), casillas, pensiones, inquilinatos, locales, casas precarias o bien posee una unidad de modo irregular (la ocupa ilegalmente, vive de prestado o en su lugar de trabajo). A nivel país, el 25,4% de los hogares, unos 3.095.312, posee algún tipo de déficit de vivienda; mientras que al momento del Censo 2001 era del 30%.

Si bien en todas las jurisdicciones hubo progresos en diez años, los problemas de acceso a la vivienda parecen ser estructurales. Claramente el Norte argentino es el área más perjudicada y que evidencia la falta de oportunidades en el acceso a una vivienda digna: en Formosa, Santiago del Estero, Chaco y Misiones, el déficit habitacional promedia al 50% de los hogares. En todas ellas el mayor problema es la presencia de casas con piso de tierra o ladrillo suelto o que no poseen agua por cañería o inodoro.

En los últimos años se construyeron viviendas sociales para los sectores más vulnerables y a la par se edificaban nuevas casillas precarias, lo que tuvo como resultado un sostenimiento del nivel de déficit de viviendas.

El crecimiento alto económico no resolvió el problema de la vivienda digna, aunque también vale considerar que a cada gobierno local le cabe su cuota de acción o inacción. Además, muchas veces, las adjudicaciones de las viviendas construidas no son del todo transparentes, quedando muchas personas fuera de toda posibilidad de acceso a la vivienda por pensar distinto o por pertenecer a otro partido político.

Las enormes divergencias entre provincias se deben fundamentalmente a la migración interna por falta de oportunidades. Muchas familias se trasladan a otras regiones, principalmente áreas metropolitanas y esto traslada el problema a las zonas de destino que no están en condiciones de ofrecer tierra y vivienda para todos.

Si bien la pobreza y la migración contribuyen al fenómeno, no son las únicas explicaciones posibles: el alto precio de la tierra para los sectores populares, el agotamiento de suelo ocioso con servicios públicos y las dificultades para adquirir tierra legalmente son elementos decisivos.

Estos indicadores muestran también la necesidad de que el gobierno nacional ayude proporcionalmente más al norte que a otras provincias del país que hoy tienen menos demandas.

Sin embargo, varios informes de consultoras privadas ponen en duda que los recursos federales se destinen justamente a paliar los problemas habitacionales que se presentan en el país.

Ocurre algo similar con los créditos recientemente ofrecidos por el gobierno nacional, que resultan insuficientes para la gigantesca demanda habitacional existente.

Hoy gran parte de las necesidades habitacionales se concentran en los extractos con menos recursos. También hay que tomar en cuenta que Santiago del Estero es una de las provincias con mayor número de hogares que no tienen siquiera agua potable, gas licuado para cocinar o el acceso a cloacas. Y si se siguen sumando las necesidades que presenta la provincia, claramente se puede determinar que la inversión no solo debe ser en viviendas sino también en servicios elementales como agua y cloacas.

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