martes, 17 de mayo de 2011

ADOPCIÓN ILEGAL: Informe de la Fundación Adoptar

“La Ley 24.779, que regula el instituto jurídico de la adopción, tan sólo efectúa entregas legales de niños en un 25%. El resto, es decir el 75%, son circulaciones, negociaciones, intercambios y trueques de bebés y niños pequeños por mafias, cuyos dividendos son increíblemente altos y colocan esa industria en el tercer lugar en importancia, después del trafico de drogas y la venta de armamentos”

En Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Misiones y otras provincias de vastas regiones argentinas, donde el infortunio de la miseria se ha enseñoreado al amparo de la ambición, la codicia, el fanatismo y la corrupción, florece una gran industria: “la industria de bebés”.

Allí asientan una pata importante de su aberrante negocio las mafias que trafican niños, cuya otra pata descansa plácidamente en la desesperación de parejas que desean un hijo y no encuentran respuestas en el sistema legal de adopciones.

Los embarazos no deseados, los abortos, la venta y el robo de niños recién nacidos son parte del mismo esquema. Son claves para el funcionamiento de las bandas delictivas. Las niñas-madre en situación desesperante, cuando no pudieron abortar, tienen la chance de vender a sus hijos, aportando dinero a la primera fase del negocio.

Esta dantesca -aunque oculta- realidad, se cimenta en una perversa concepción cultural: “Los niños crecen mejor con familias pudientes”, contrariamente a lo que alguien podría esgrimir: que en realidad, los niños se crían mejor con su papá y su mamá.

Y los pobres, con sus mujeres especialmente niñas y adolescentes, si se niegan o no entregan a sus bebés a requerimiento de los compradores – que los prefieren recién nacidos -, sienten que sobre ellos cae la maldición eterna y la certeza infinita del infierno, por el egoísmo de darle una vida miserable a su propio hijo habiendo tenido la posibilidad de ofrecerle un destino dichoso.

En este negocio, por acción o por omisión, están involucrados -como intermediarios- parteras, médicos, directores de hospitales, policías, jefes de registros civiles, jueces de paz, abogados, funcionarios judiciales, legisladores, escribanías, miembros de los poderes del Estado…

Toda una infraestructura para facilitar la impunidad y rentabilidad de un negocio que vuelve muy fácil que cualquiera que desee “adquirir” un niño se radique en un hotel de la zona y, a las pocas horas o días, le entreguen el producto en su habitación. Se venden como pan caliente, recién horneaditos…

El tráfico y la intermediación son los motivos fundamentales por los cuales los aspirantes a adoptar que optaron por la legalidad tienen demoras de hasta diez años.

El problema con la intermediación es que no figura como delito en el Código Penal. Este vacío legislativo es un problema grave. Sucede cuando la persona que interviene como nexo entre la madre y los adoptantes lo hace a cambio de dinero, con medios disuasivos o de presión.

Informe: Diario norte.com (Mila Dosso)

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