Cada vez que llovió, paró. Pero en Quimilí siempre que llueve queda al descubierto un cúmulo de problemáticas no resueltas fruto de la inacción, irresponsabilidad, falta de control o estafa a nuestro pueblo con la obra pública.
Barrios inundados; viviendas hechas por el gobierno que filtran el agua por todos lados; calles sin el desagüe adecuado que mantienen el agua por muchos días posteriores a la lluvia; veredas intransitables; edificios educativos colmados de agua; etc. etc. etc…
Pero el caso más notorio en cuanto a estafa en la obra públicay uno de los más vergonzosos es el del edificio de la Escuela Virgen de Lourdes, que desde su inauguración manifiesta problemas de calidad en su infraestructura.
Si bien directivos, docentes y la comunidad educativa toda, hacen esfuerzos permanentes para mejorar el estado de las instalaciones, el deterioro avanza, dadas las ineficiencias de origen que existen, tanto en los materiales, la construcción y los controles.
Es una lástima que un edificio relativamente nuevo muestre tanto deterioro. En ciertos sectores del techo existe peligro cierto de que se derrumbe, y se ha acumulado tanta agua que afectó a las instalaciones eléctricas con el riesgo de electrocución para quienes asisten a las instituciones primaria y terciaria que funcionan allí.
La obra de ampliación recientemente construida en su patio interno también da señales de filtraciones de humedad, poniendo en manifiesto nuevamente las estafas de muchas empresas encargadas de la construcción de obras para el estado.
Este es solo un ejemplo, pero si recorremos cada obra pública reciente o con pocos años de construcción, se podrán percibir numerosas irregularidades que se podrían haber evitado si funcionaran adecuadamente los organismos de control.
Para este año y para los próximos, están previstas nuevas obras para nuestro pueblo, Ojalá que no seamos nuevamente víctimas de estos estafadores que hacen negocios con el gobierno.
Diego Eliseo Leonardo López
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