sábado, 11 de octubre de 2008

Violencia por Obra u Omisión

Como hace mucho tiempo no sucedía, Quimilí estuvo en la portada del diario más importante de Santiago del Estero y en las noticias de los canales de televisión y radios provinciales y nacionales. El hecho resaltado fue la agresión de un docente a un alumno del colegio Secundario Agrotécnico de nuestra Ciudad.
Esta actitud amerita ser analizada por todos los medios, pero no con las exageraciones y falacias tendenciosas con las que fue tratada, especialmente por este medio gráfico que nunca antes se había acercado al colegio para ver en las condiciones deplorables de infraestructura en las que conviven docentes y alumnos desde hace más de 19 años, dado que comercialmente no les conviene mostrar algo que pueda disgustar a los gobernantes de turno.
La violencia de ninguna manera se justifica, pero no debemos quedarnos con una mirada parcial de la situación ni juzgar solamente la conducta final, sin tener en cuenta el contexto y el proceso que llevó a su desenlace. Si obramos de esta manera estaremos siendo cómplices de una mentira y de la violencia sistemática de la que son víctimas los alumnos y docentes de éste y otras instituciones educativas al no recibir respuestas de parte del estado para garantizar la educación de nuestros niños y jóvenes en condiciones mínimas de dignidad.
Sería positivo que las máximas autoridades educativas y gubernamentales de nuestra provincia, así como actuaron rápidamente con este hecho ocurrido en el Colegio Agrotécnico, que a cualquier docente y alumno le puede pasar en las condiciones actuales de desamparo, lo hagan también para resolver los sinfines de problemas que tiene este colegio que viene implorando auxilio desde hace casi dos décadas.
Es fácil opinar y llenar páginas golpeando a aquel que no tiene los medios para defenderse, más aún cuando los titulares sensacionalistas ya lo han juzgado. Es fácil hacer leña del árbol caído sin meterse en el bosque de la sociedad donde encontramos a familias desmembradas; hogares al borde o más allá de la miseria; a algunos padres y madres que dejan a sus hijos abandonados a su suerte y que el único apoyo y contención que reciben es de parte del colegio y de los profesores. Es fácil tocar de oído y no meterse en la partitura de los sucesivos gobiernos que dejaron desamparado por razones injustificadas a este colegio que hace malabares para intentar dar lo mejor de sí, en pos de educar al prójimo.
Debemos ser cautelosos al momento de juzgar y es preciso que todos los responsables de la educación: gobierno, padres, docentes, alumnos, prensa, comunidad toda, nos hagamos cargo de los hechos de violencia de la que somos partícipes por obra u omisión.

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